Traducido por Samuel Grillo, de CLADE
Recientemente, Checker Finn del Instituto Thomas B. Fordham les escribió una carta abierta, proponiéndoles que sigan en el camino de las fracasadas reformas de los últimos 15 años. Marc Tucker les escribió una carta abierta en la que no estaba de acuerdo con Checker. Dice que todas las propuestas de Checker hacían pequeños ajustes en detalles (Teach for America, New Leaders, becas, escuelas charter) y recomendó que se invierta en mejorar el sistema educativo mirando hacia las naciones con alto desempeño. Si Marc estaba pensando en Finlandia, personalmente mi favorita, apoyo lo que dice: Finlandia destaca la alta calificación de las y los maestras/os, pruebas mínimas, la educación preescolar, la atención médica, “no” a las escuelas charter, “no” a los bonos escolares, y mucho énfasis en la creatividad y en los juegos.
Ustedes pueden estar cansados de recibir cartas abiertas. Pero quiero hacer la mía ya que es temporada de cartas abiertas.
Estimados Mark y Priscilla,
Espero que no les importe recibir consejos de alguien a quien no se lo han solicitado y no conocen. Les escribo porque tienen los recursos y la energía para marcar una diferencia real en las vidas de millones de niñas/os y familias, así como en las de sus maestras/os y escuelas. Su fortuna puede ser despilfarrada – como lo fue en Newark – en donde su regalo de U$ 100 millones desapareció por un agujero muy oscuro y no les sirvió de nada a las y los niñas/os de esa ciudad. O entonces su fortuna puede ser utilizada para fortalecer a la institución más fuerte y que toca la vida de la mayoría de las y los niñas/os: la escuela pública.
Soy historiadora de la educación americana. Solía ser parte del “movimiento de reforma”, pero después de muchos años me di cuenta que las reformas populares entre los políticos son inútiles y contraproducentes. Renuncié al movimiento de reforma, ya que tiene el diagnóstico y la solución equivocados. No quería estar en el lado equivocado de la historia. Espero que ustedes también quieran usar su influencia para marcar una genuina diferencia en las vidas de las y los niñas/os, en lugar de alimentar la enorme máquina egoísta de la reforma, que ya está inundada por millones y millones de dólares, todos persiguiendo las mismas ideas fracasadas.
Ustedes necesitan entender que los reformistas viven en una caja de resonancia. Hablan los unos con los otros, se cuentan los unos a los otros los mismos cuentos, no aprenden nada nuevo. Están seguros de que las escuelas públicas americanas están fracasando, que las/los maestras/os de las escuelas públicas son ineficaces, y que la aplicación constante de estándares, pruebas, castigos y recompensas van a transformar las vidas de las/los niñas/os; creen que escuelas con notas bajas en los tests deben ser privatizadas, convertidas en charters, y que un día, dentro de poco, no habrá más pobreza. Estos supuestos están desconectados de la realidad. Estándares y pruebas no ayudarán a las/los niñas/os que suelen estar en la mitad inferior del promedio. Las/os reformistas calumnian a una institución democrática vital y a los millones de maestras/os que trabajan por un salario bajo porque creen que tienen una misión.
A pesar de lo que ustedes puedan haber oído, los resultados de las pruebas de las y los estudiantes americanas/os están en su punto más alto. Los índices de graduación en la escuela secundaria están en su punto más alto. Los índices de abandono escolar están más bajos que nunca.
¿Por qué la desesperación constante sobre el estado de las escuelas? Parte de ello viene de las élites que nunca ponen un pie en una escuela pública. Estudiaron en las mejores escuelas privadas y menosprecian las escuelas públicas y ven a sus maestras/os con condescendencia.
No estoy sugiriendo que todo está bien. Efectivamente, la gran crisis en nuestra sociedad, que se refleja en nuestras escuelas, es un resultado directo de las altas tasas de pobreza de niñas y niños. Para vergüenza nuestra, tenemos la tasa más alta de pobreza infantil entre los países desarrollados. Casi una cuarta parte de las y los niñas/os de nuestro país están creciendo sin seguridad alimentaria, sin la garantía de una vivienda digna, sin acceso a la atención médica periódica.
Sin duda, ustedes conocen el trabajo de Nadine Powell Harris, que ha reunido poderosas pruebas de los efectos duraderos del trauma infantil. El trauma que describe está estrechamente correlacionado con la pobreza extrema y el estrés de la pobreza. Sin embargo, ¡los reformistas culpan a las escuelas públicas y a sus profesores por el fracaso de nuestra sociedad! ¿Por qué otros países han hecho esfuerzos para reducir la pobreza infantil, pero nosotros no?
Priscilla, he leído que atribuye su éxito personal a las y los maestras/os de las escuelas públicas que la estimularon. Hoy en día, hay millones de maestras/os que trabajan para estimular e inspirar a niñas/os iguales a usted, trabajando para convencerlos a creer en sí mismos. Estas/os maestras/os lo hacen a pesar de la difamación con que los reformistas se dirigen continuamente a ellas/os.
Aquí están mis consejos para ustedes:
Por favor, únanse a la lucha por preservar y fortalecer las escuelas públicas.
Por favor, no contribuyan al movimiento de privatización de las escuelas.
Por favor, apoyen esfuerzos para crear escuelas comunitarias, las cuales estén equipadas para atender las necesidades de las y los niñas/os.
Por favor, apoyen esfuerzos para fundar clínicas médicas en cada escuela, donde las y los niñas/os pueden recibir atención dental, chequeos de rutina y detectar problemas en la visión, problemas de audición y plomo en la sangre.
Por favor, insistan en que las escuelas tengan los recursos para atender las necesidades emocionales y psicológicas de las y los niñas/os.
Por favor, utilicen su influencia para garantizar que cada escuela tenga una biblioteca con un/a bibliotecario/a y un montón de libros y computadoras.
Por favor, apoyen el derecho de las y los maestras/os a la negociación colectiva. Los sindicatos construyeron nuestra clase media, clase media que ahora se siente estresada y sitiada.
Po favor, no apoyen esfuerzos para eliminar las debidas garantías procesales de las y los maestras/os. Las escuelas necesitan estabilidad, y estas/os profesionales necesitan saber que su libertad académica está protegida.
Por favor, entiendan que la expansión de las escuelas charter perjudica a las escuelas públicas, en las cuales se matricula la gran mayoría de las/los niñas/os. Las escuelas charter no son mejores que las públicas. Aquellas que obtienen altas calificaciones a menudo lo logran manteniendo alejadas/os a las/los niñas/os que podrían obtener puntuaciones bajas. Las escuelas charter, incluyendo a las que seleccionan a sus estudiantes, toman recursos de las escuelas públicas, así como a sus mejores estudiantes.
Mark y Priscilla, nos encontramos en un momento crítico: la supervivencia misma de la educación pública está en riesgo.
Las escuelas públicas le dan la bienvenida a todas y todos las/os estudiantes: las/os que tienen discapacidades, aquellas/os que no hablan inglés, las/os que tienen bajas calificaciones. Ellas/os nos enseñan a convivir con otras/os que son diferentes de nosotras/os mismas/os y de nuestra familia. Las escuelas no son negocios. Se trata de una institución democrática básica y esencial. Se trata de un servicio público, una parte de nuestra herencia común como ciudadanas/os.
No hagan daños. Fortalezcan la democracia. Fortalezcan las escuelas públicas cuyas puertas están abiertas a todas las personas. Quédense con las madres, los padres y educadoras/es que dicen que “no” a la privatización.
Las y los privatizadoras/es no los necesitan. Tienen una manada de multimillonarias/os en su redil.
Nosotras/os los necesitamos. Por favor ayúdennos a transformar nuestras escuelas públicas en el gran instrumento de la democracia y la justicia social como deben serlo.
Júntense a la Network for Public Education (Red de Educación Pública) y apoyen las madres, padres y educadoras/es de todo el país que están tratando, a menudo sin ayuda, de hacer retroceder el diluvio de dinero dedicado a pruebas de alto riesgo y a la privatización.
Nosotros los necesitamos. Bill Gates y Eli Broad no.
Diane Ravitch