Nuestra opinión: Para la CLADE, el derecho humano a la educación es incompatible con la idea de que esta pueda ofrecerse como un servicio privado. De toda manera, te invitamos a reflexionar sobre el tema y sumarse al debate, a través de los espacios al lado. ¡Participa!
Cuando los derechos sociales quedan vacíos
El libre y apasionado intercambio de ideas es uno de los tesoros de la democracia, y por lo mismo quisiera comenzar agradeciendo al profesor Fernando Atria por tomarse el tiempo de responder en forma extensa a la columna que publiqué el día 14 de julio. Nada más saludable para un momento de reformas que un debate transparente y profundo.
En las siguiente líneas argumento que, a diferencia de lo que plantea Atria, es infructuoso hablar de la educación como derecho social sin definir primero su estándar de calidad, y por lo mismo la reforma educacional enviada al Congreso –fin al lucro, la selección y al copago– no permite transformar la educación de calidad en un derecho social efectivo, como él quisiera creer.
El modelo de Atria: sobre el mercado y los derechos sociales Podría comenzar comentando algunos problemas de forma que tiene la respuesta del profesor Atria, pero lo más interesante son las diferencias de fondo, particularmente los errores conceptuales que contiene el modelo utilizado para defender la reforma del gobierno (la respuesta a los temas de forma se encuentra disponible en otro documento, justamente para no contaminar la discusión de fondo).
El modelo de Atria descansa básicamente en dos supuestos: (S1) la educación en Chile funciona como un bien de mercado, y (S2) terminando con el lucro, la selección y el copago la educación logrará el objetivo de ser un derecho social. La reflexión en este documento concluye que, siguiendo la ruta propuesta Atria, la “educación de calidad” seguirá siendo un derecho exclusivo para quienes dispongan de los recursos necesarios para pagarla. Y es que no tiene sentido referirse a un determinado derecho social sin haber definido primero el estándar de calidad del mismo. Sólo cuando tengamos una reforma que asegure una educación pública y profesores de excelencia lograremos enfrentar tanto a la segregación como a la deficitaria calidad del sistema educacional. Continúa con la lectura.
Kast y la educación: todavía un bien de consumo
¿Cuál es el desacuerdo entre el diputado Kast y yo?
Kast dice que mi afirmación de que la educación es hoy en Chile una mercancía que se distribuye conforme a las reglas del mercado es incorrecta, que “en Chile el sistema de educación dista mucho de funcionar bajo la lógica del mercado”. Lo primero que debe ser notado es lo que esto significa: que la derecha ya no puede defender el mercado en la educación. Hasta hace algunos años habrían dicho que, por supuesto, la educación era un mercado, y que eso era importante porque el mercado era la garantía de la eficiencia, la libertad, etc. Ya no dicen esto. En vez de eso, nos quieren convencer de algo que raya en el absurdo: que el sistema educacional diseñado por los economistas de Chicago no es en realidad un mercado.
¿Es esto un rechazo genuino del mercado en educación o es una impostura, una forma de defender el mercado sin tener el coraje de decir que se está defendiendo el mercado? Para eso tenemos que atender a las razones por las que el diputado dice que en educación no hay mercado.
Según el diputado, el sistema educacional chileno no es un mercado, porque (a) conforme al artículo 19 N° 10 de la Constitución la educación es un derecho, y (b) hay educación disponible para el que no puede pagar. El problema es que la educación a la que todos tienen derecho, esa educación que es enteramente gratuita, es “de mala calidad”. Por consiguiente, dice el diputado, el problema actual no es cambiar el régimen de provisión de la educación (como lo intenta hacer el proyecto del gobierno) sino mejorar la calidad de esa educación que se ofrece gratuitamente. Continúa con la lectura.