En entrevista a #Contracorriente, la investigadora María Balarin comenta los impactos para el derecho humano a la educación que ha generado el crecimiento de la oferta y la demanda de la educación privada en el Perú en los últimos años, especialmente en la modalidad de escuelas privadas de bajos costos
Como parte del Especial “La Educación Privatizada”, que constituye una serie de entrevistas a investigadoras/es sobre el tema de la privatización de y en la educación en América Latina y el Caribe, #Contracorriente entrevistó la investigadora peruana María Balarin, quien realizó el estudio La privatización por defecto de la educación peruana y el crecimiento las escuelas privadas de bajo costo: ¿mejores o peores oportunidades para los pobres? [descargue aquí el estudio en inglés. En breve, estará también disponible en español], con el apoyo de la Iniciativa de Investigación sobre la Privatización de la Educación (PERI, por su acrónimo en inglés), de Open Society Foundations.
En la charla, la investigadora comenta los impactos para el derecho humano a la educación que ha generado el crecimiento de la oferta y la demanda de la educación privada en el Perú en los últimos años, especialmente en la modalidad de escuelas privadas de bajos costos. “En lo que refiere a la equidad y a la inclusión, las escuelas de bajo costo y sobre todo el proceso de privatización por defecto, que conduce a un sistema tan estratificado y segregado, nos muestran que se está reproduciendo activamente la desigualdad educativa y eso tiene implicancias muy serias para la equidad y la inclusión”, afirma. Lea la charla completa a continuación.
¿Cuáles son las principales tendencias de privatización de y en la educación que se presentan actualmente en Perú, según el estudio que has realizado?
María Balarin – Conviene caracterizar los tipos de reformas privatizantes. En el Perú no encontramos reformas de introducción de mecanismos de mercado en la educación, como por ejemplo las que encontramos en Chile, donde sí se han introducido mecanismos de mercado en la educación, por ejemplo el establecimiento del sistema de vouchers. En Perú hubo un intento de plantear reformas en esa línea a comienzos de los noventa, pero la oposición suscitada, en un momento en que el gobierno no tenía la fuerza política para empujar esa reforma, determinó que la misma no prosperara.
En los últimos años se ha dado algunos pasos hacia la introducción de asociaciones público-privada, y si bien es un tema que está en la agenda y en el debate público, lo que se ha hecho son casos de asociación público-privada para temas de infraestructura, todavía no para acciones educativas. Lo que tenemos en el Perú y que surge del estudio realizado, es lo que la literatura internacional ha empezado a caracterizar como “privatización por defecto”. Es una forma de privatización que no es producida directamente, ni por políticas explícitas de privatización, sino que es una privatización que surge por demanda y por un proceso más de abajo hacia arriba, que es impulsado por una percepción negativa muy extendida respecto a la calidad de la educación pública.
¿Significa que el problema parte de la elección de las familias?
Balarin – Hay un mercado educativo que ha crecido, no fomentado por las políticas públicas, sino porque muchas familias comparten esa percepción negativa sobre la educación pública, y porque además, en el contexto del proceso de crecimiento económico sostenido que hemos tenido en los últimos diez o quince años, muchas familias empiezan a tener la capacidad de comprar servicios educativos. Lo que vemos a partir del 2004 es un crecimiento masivo de la oferta y la demanda de servicios de educación privada. En Lima, por ejemplo, la demanda ya bordea el 50% pero, en el estudio, mostramos evidencia de que este proceso también se está dando a nivel nacional en casi todas las principales ciudades del país. Son servicios de educación privada que dejan de estar orientados a la clase media alta y alta, y que cada vez más captan familias de clase media baja, media emergente, así como a familias con escasos recursos.
¿Hay algunos marcos políticos y legales que han favorecido o posibilitado este crecimiento de las escuelas privadas de bajo costo en el Perú? ¿En caso afirmativo, qué leyes o políticas fueron éstas?
Balarin – Sí, hay un hito que es el Decreto Legislativo Nro. 882 de 1996, adoptado en la segunda mitad del gobierno de Alberto Fujimori. Es un decreto de promoción de la inversión privada en la educación, que se diseñó pensando sobre todo en ampliar la cobertura de los servicios de educación superior, pero que ha tenido efectos importantes para el nivel de la educación básica. Concretamente, crea una serie de incentivos tributarios para la inversión privada en la educación y abre el mercado a la educación privada con fines de lucro. Con respecto a lo primero se establece que las instituciones de educación privada no tengan que pagar impuestos sobre sus rentas si se comprometen a invertir recursos en sus instituciones. Si uno mira las tendencias en número, a partir de la promulgación de este Decreto, primero hay un crecimiento muy claro y marcado de la oferta de educación privada, pero la demanda solo empieza a crecer, de manera equivalente a ese crecimiento de la oferta, alrededor del año 2004. Esto coincide con el proceso de crecimiento económico.
¿Cuáles son los impactos que este tipo de política ha generado para las y los estudiantes que en general acceden a este tipo de educación?
Balarin – Sabemos relativamente poco sobre lo que pasa con el mercado de la educación privada. Esto porque el crecimiento de ese mercado se ha dado, digamos, de espaldas al Estado, que no ha intervenido mucho en este proceso, más allá de facilitarlo con el Decreto antes mencionado. No tenemos cifras oficiales que nos permitan plantear con mayor fuerza ciertas ideas, pero tenemos una serie de hipótesis y los y las investigadores/as estamos, cada vez más, mirando y estudiando la actuación del sector privado en el campo educativo. Lo que sí hemos encontrado es que el mercado de la educación privada es extremadamente heterogéneo y está sumamente estratificado. Hay escuelas de muy alto costo para las familias más ricas y escuelas de muy bajo costo para las familias más pobres. No se puede hablar del mercado educativo como una sola cosa. Además el proceso de crecimiento de la oferta privada se ha dado un contexto de baja regulación efectiva. El Estado no recoge información de manera regular sobre las escuelas privadas y no hay procesos de supervisión. Eso tiene un impacto importantísimo porque hay una gran cantidad de niños y niñas que están accediendo a esos servicios de educación privada que están por debajo de estándares mínimos de calidad.
Hay otro tema que valdría la pena plantear aquí. Sabemos por la literatura internacional y por lo que vamos mirando para el caso peruano, que los mercados educativos tienden a generar segregación, y que los contextos educativos altamente segregados tienen un impacto particularmente negativo para aquellos/as niños y niñas que se quedan concentrados en escuelas con pares muy parecidos. En este caso la segregación se da no solo al interior del sector privado, sino que el tránsito masivo de estudiantes, en especial de clases medias, hacia la educación privada contribuye a la segregación de los estudiantes que asisten a la escuela pública.
¿Además de la segregación, te parece que las escuelas privadas de bajo costo pueden tener otros impactos negativos para la calidad educativa, la equidad y la inclusión?
Balarin – Sí. Para empezar, necesitamos saber mucho más sobre lo que ocurre en esas escuelas. Sabemos un poco sobre lo que nos dicen las familias en cuanto a qué cosas están pasando en el mercado educativo y sus experiencias son muy diversas. Hay desde familias que acceden al mercado educativo con mucha ilusión y mucho esfuerzo, pero que ante determinados problemas se dan cuenta de que están extremadamente desprotegidas, hay familias que apuestan por una educación de calidad pero no tienen idea de cómo analizar si las escuelas les están ofreciendo una educación de calidad, o no.
Por otro lado, en lo que refiere a la equidad y a la inclusión, las escuelas de bajo costo y sobre todo el proceso de privatización por defecto, que conduce a un sistema tan estratificado y segregado, nos muestran que se está reproduciendo activamente la desigualdad educativa y eso tiene implicancias muy serias para la equidad y la inclusión.
¿Tienes la información sobre qué grupos económicos son los que se benefician actualmente con los lucros generados por la oferta de este tipo de escuelas privadas de bajo costo?
Balarin – Por el grado de prosperidad del mercado educativo aquí, yo no hablaría de grupos económicos que se benefician de la educación privada de bajo costo. Creo que hay una serie de grupos económicos más vinculados a las escuelas orientadas a la clase económica media emergente, que en efecto se están beneficiando fuertemente de este marco tan desregulado de inversión en la educación privada. Es lo mismo que estamos viendo en el caso de la educación superior, donde se han hecho fortunas a partir de la inversión en servicios de educación superior privada. Hay grandes grupos, pero más orientados a la clase media emergente, que están vinculados a consorcios que invierten en educación.
En el caso de la educación privada de bajo costo es distinto, porque son pequeños emprendedores que ven más una oportunidad de negocio en este campo. No se trata de un mercado tan corporativo. Es, por ejemplo, el profesor que decide crear una escuela y lo hace casi como un emprendimiento familiar. Esa es la característica del mercado de educación de bajo costo en el país.
¿Hasta qué punto el modelo de educación privada de bajo costo puede amenazar la realización del derecho humano a la educación?
Balarin – En la medida que contribuye a la generación y reproducción de un sistema segregado y altamente estratificado, en que los y las niños y niñas más pobres están agrupados en estas escuelas de bajo costo, donde reciben una educación de mala calidad. Creo que esto tiene un impacto muy fuerte en el derecho a la educación. Por otro lado, un sistema educativo que tiene estas características limita la función de la escuela como espacio de construcción de ciudadanía, no solo a partir de la enseñanza formal, sino a partir de la convivencia con otros/as diferentes a uno/a.
A su vez, tiene un impacto sobre el derecho a la educación porque, a partir de la literatura internacional, sabemos que la composición social de la escuela, la característica del alumnado, y sobre todo la concentración de estudiantes pobres en determinado tipo de escuela generan una serie de dinámicas externas que impactan en la calidad educativa. Este fenómeno de la privatización por defecto tiene un impacto muy fuerte sobre el derecho a la educación.
¿Qué se puede hacer para revertir este proceso y para fortalecer una educación pública y gratuita para todas la personas en el Perú?
Balarin – Es un tema complejo, frente al cual pensar en políticas específicas para revertir ese proceso es algo complicado. Creo que se debería dar a conocer lo que está pasando con el mercado de la educación privada en el país, y esto pasa por un tema clave, que es la generación de información. Tenemos que poner en la agenda pública el debate sobre el mercado de educación privada, que no es responsabilidad exclusiva del Estado, pero sobre el cual el Estado tiene responsabilidad. Y esa responsabilidad se puede traducir, por un lado, en una regulación efectiva, pero se debería traducir también en el tema clave de la generación de información. Por otro lado hay que evitar los análisis simplistas del mercado de la educación privada.
Cuando hablamos de la educación privada, no podemos hablar que la educación privada es buena o mala en términos generales, como si fuera un solo fenómeno. Eso hace que, con frecuencia, el debate sobre la educación privada sea fuertemente polarizado e ideologizado. Creo que hay que complejizar ese debate y empezar a llamar la atención sobre las consecuencias que se derivan de la segregación para la calidad y la formación de ciudadanía en las escuelas. Es necesario que las personas empiecen a cuestionar ese imaginario común de que “lo privado es mejor” y que empiecen a problematizar este tema.
En términos de políticas, creo que a partir de la generación de información e investigaciones, se pueden generar procesos de valoración de la escuela pública que permitan atraer a las clases medias de nuevo al sistema público. Hoy en día, además del crecimiento de la oferta de escuelas de bajo costo para familias con menos recursos, se observa que las clases medias están migrando de manera masiva al sector privado. Eso pone en riesgo a la escuela pública. En este momento, hay algunas cosas que se están poniendo en marcha desde el Ministerio de Educación y apuntan en ese sentido. Hay un proceso de reforma de la educación secundaria, con ampliación de jornada y elementos que están apuntando mucho a las demandas de las familias sobre la educación privada. Hay algunos procesos en relación a la escuela primaria que también van en ese sentido, todavía de manera incipiente. Hay evidencia, aún anecdótica, que pareciera indicar que a partir de estos procesos algunas familias están empezando a regresar a la escuela pública, aunque esto es algo que habría que mirar de forma más rigurosa y promover de forma más explícita.
¿Sobre las políticas educativas que, bajo demanda de las familias, han impulsado cambios en lo público para contrarrestar el crecimiento de la educación privada, cuál es el riesgo de que ese tipo de política acerque la escuela pública al modelo de la escuela privada, en cuanto a los contenidos, las relaciones entre las personas, los ranking, la competencia y los modelos empresariales de educación?
Balarin – Puede ser un riesgo, sí y no. Las iniciativas de revalorización de la escuela pública no necesariamente pasan por esos elementos, pueden ir por el lado de cosas tan básicas como la infraestructura de la escuela. En el marco del estudio que realicé, he trabajado con un grupo de familias, e identifiqué que lo que piden las familias son cosas muy básicas, como escuelas primarias con un número menor de alumnos por docente, una educación más centrada en los y las estudiantes y su bienestar, docentes preparadas/os para responder a problemas como el bullying, y la seguridad de sus hijos/as. Estas demandas no necesariamente pasan por la discusión de un modelo empresarial de educación. Lo que las familias empiezan a valorar apunta hacia otra dirección, que no necesariamente es el modelo de calidad que impone la educación empresarial.
¿En cuanto a la ideología dominante de que la educación privada tiene mejor calidad que la pública, piensas que los medios de comunicación han contribuido en ello? ¿El estudio llegó a analizar o cuestionar el papel de los medios en este imaginario?
Balarin – Creo que el papel de los medios de comunicación ha sido clave. En algunos medios, es muy clara la posición ideológica en cuanto a la necesidad de fortalecer los mercados educativos e introducir mecanismos de mercado en la educación. En Perú, hay un espacio que se llama Conferencia Anual de Empresarios por la Educación, que tiene mucha visibilidad pública y está dominado por empresarios del campo educativo, cuyo discurso está articulado a la defensa de la promoción de la educación privada.
La voz crítica es una voz con menos fuerza en la argumentación concreta y te diría, más moralista. Es la voz que se escandaliza de lo privado pero que no necesariamente muestra claramente, con argumentos, por qué los mercados educativos son problemáticos. Creo que en los medios, efectivamente, la voz predominante es la voz a favor del mercado en la educación. Incluso en aquellos medios donde aparecen voces más críticas, esas voces tienden a ser menos articuladas que las primeras. Hay que impulsar la mejora del debate público sobre estos temas.