Investigadores y docentes de distintas universidades de América Latina presentaron un informe con distintos principios educativos que debiesen regir la Agenda 2030 de la Unesco. “El problema de la estandarización de la educación es que homogeniza algo que por definición debe ser plural”, manifestaron los expertos.
Por Natalia Figueroa, de Diario y Radio Uchile
Una educación multicultural, plurilingüística y participativa. Estos son algunos de los principios que debiesen prevalecer a la hora de pensar la educación en América Latina, según expusieron distintos investigadores y docentes en el seminario “Bases para las trasformaciones educativas en la Región”.
Una instancia organizada por el Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile (OPECH), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y la Unesco, que buscó relevar la experiencia de la educación popular, orientada a generar un pensamiento crítico que replantee el modelo regional muy determinado por el mercado.
Bajo este contexto, la desafección y el desencanto de los jóvenes ante el actual sistema evidencia la crisis de sentido y de pertinencia por la que atraviesa la educación estandarizada, según señaló el coordinador del Programa Regional de la Unesco, Henry Renna.
Además, mencionó que Bolivia es el único país de la región que ha demostrado avances concretos y contrarios al sistema privatizador, mientras Chile encabeza la lista.
En el caso de Bolivia, en 2010 se promulgó la Ley de Educación “Avelino Siñani”, fundador de la educación indígena, que propone un modelo socio-comunitario productivo recogiendo el principio fundamental del “buen vivir”. Se han creado once currículos diferentes respondiendo a las lenguas presentes en el país para garantizar la autonomía de cada comunidad. El capítulo II de la Ley detalla que los objetivos de la educación son “formar una conciencia productiva, comunitaria y ambiental” y “consolidar una educación descolonizadora”, entre otros.
Si bien en Chile el programa de Educación Intercultural Bilingüe del Ministerio de Educación (Mineduc) integra el estudio de la lengua mapuche, mapudungun, aymara y quechua, es todavía una iniciativa incipiente que integra a cerca de 600 colegios a nivel nacional, es decir, no más de un 5 por ciento del total de establecimientos. Además, no ha dado paso a la discusión general sobre el modelo socio-productivo de cada comunidad y el derecho a ejercer su soberanía.
“Es imposible poder discutir seriamente sobre los sentidos de la educación y sus objetivos sin debatir críticamente la matriz social y productiva de nuestros países, porque mientras sigamos siendo dependientes del capital trasnacional la educación va a ser vulnerada por esos intereses”, señaló el psicólogo e investigador de Opech, Juan González.
Por definición la educación debe ser situada, es decir, debe adaptarse al contexto cultural de los estudiantes. Sin embargo, la tónica durante las últimas décadas ha sido alinearse a las “metas del desarrollo global” que promueven los organismos internacionales como el Banco Central, la Organización de Naciones Unidad (ONU), incluso, la Unesco. Esto genera muchas veces la frustración de los Estados por no alcanzar esos estándares, pero también evidencia la desarraigambre histórica y cultural donde las comunidades educativas resultan ser las más afectadas.
Una situación determinada también por los contextos políticos de cada país de la región que en muchos casos han dado un “viraje” conservador a los currículos educativos o a sus estructuras institucionales.
“Latinoamérica ha estado frente a una “ola” conservadora: los resultados del plebiscito en Colombia, el golpe de Estado en Brasil, el macrismo en Argentina. Esto representa más bien un retroceso porque se requiere limitar las privatizaciones y son, justamente, estos gobiernos los que ven en Chile un ejemplo a seguir aunque es el país que más políticas neoliberales ha desarrollado en la educación. Los mismos invitados nos señalaban eso con alarma porque es necesario evidenciar que este no es el camino correcto, que ese tipo de reformas no han dado el resultado que prometían”, comentó González.
Para el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y representante del área educativa del Movimiento Popular la Dignidad de Argentina, Hernán Ouviña, es necesario desmonopolizar la agenda de políticas públicas haciendo partícipes a los actores sociales que desde hace varias décadas han sufrido las consecuencias del neoliberalismo en la región.
“Si no se contempla que el Estado es una instancia que condensa relaciones de fuerza y de poder, seguramente seguirán existiendo límites estructurales. Hay que iniciar procesos de descolonización y despatriarcalización con integración de la ciudadanía y no meramente de los políticos”, aclaró.
Entre los participantes de esta actividad realizaron un taller para debatir los lineamientos de trabajo que deberían asumir los Estados respecto a la materia y que esperan sirva de apoyo para la Agenda 2030 de la Unesco.
Un sistema educativo que va de la mano con la necesaria refundación de los Estados desde una lógica plurinacional.“El problema de la estandarización de la educación es que homogeniza algo que por definición debe ser plural. Ncesitamos de una educación que incluya más saberes. Una educación, en definitiva, para ser felices”, concluyeron los investigadores.