Análisis. Escuelas Privadas de Bajo Costo en Kenia: asequibilidad y compensaciones

Estudio realizado por Brent Edwards Jr. (Drexell University), Steven Klees (University of Maryland) y Janet Wildish (Trocaire) demuestra que los intentos de regulación de las Escuelas Privadas de Bajo Costo en Kenia no han sido suficientes para contrarrestar su impacto negativo. En el análisis que publicó en el blog Education in Crisis, y que reproducimos a continuación, Brent Edwards apunta al hecho de que no sólo las LFPS no tienen un efecto positivo comprovado en términos de calidad, sino que tienen un impacto negativo en la equidad, someten a las profesoras/es a malas condiciones de trabajo, demuestran antipatía hacia los sindicatos de profesoras/es, tienden a drenar recursos de las escuelas públicas y legitiman los cobros, lo que contradice la idea de la educación como un derecho humano. Léalo, a continuación.

Fuente: Education in Crisis | Traducción: #Contracorriente

Descargue aquí el estudio “Dinámicas de las Escuelas Privadas de Bajo Costo en Kenia: Legitimación del Gobierno, Dependencia de la Comunidad Escolar e Incertidumbre de Recursos” (en inglés).

Screen Shot 2015-09-16 at 4.29.53 PMA medida que la comunidad internacional sigue adelante con la definición de los objetivos de desarrollo pós-2015, las Escuelas Privadas de Bajo Costo (LFPs, por su acrónimo en inglés) son vistas cada vez más como una opción política atractiva para ampliar el acceso a la educación de niñas y niños en las comunidades marginadas en el contexto de provisión gubernamental insuficiente de educación pública y gratuita de calidad. Sin embargo, a dos temas no se les da la debida atención. Estas cuestiones son, por una parte, la asequibilidad de las familias y las ventajas y desventajas de las LFPs en la práctica, incluso cuando reciben el apoyo gubernamental. El trabajo de investigación relacionado con este análisis para el blog Education in Crisis arroja luz sobre estos temas con un enfoque específico en las LFPs de Mathare Village, una colmena (asentamiento informal) densamente habitada en Nairobi, Kenia con una población estimada de 900 mil incluyendo 300 mil niños/as en edad escolar.

Asequibilidad

James Tooley y sus colegas – conocidos proponentes de LFPS – argumentan que las tarifas de las LFPS son asequibles. En uno de sus estudios, informan que los costos de un niño o una niña que asiste a una LFPS en un asentamiento informal de Nairobi representan algo entre un 4,7 por ciento (para la educación parvularia) y el 8,1 por ciento (en las clases superiores de la primaria) de los ingresos mensuales de una familia. Sin embargo, este hallazgo sobre la asequibilidad carece de sentido, pues ignora el hecho de que el ingreso familiar en los asentamientos informales (donde las madres y padres trabajan en la economía informal de venta de verduras o ropa de segunda mano, por ejemplo) es insuficiente para cubrir todas las necesidades básicas del hogar. Como resultado, la mayoría de las familias operan con un presupuesto negativo (es decir, viven en deuda o se atrasan frecuentemente en pagos como el del alquiler). En Mathare Village, donde el ingreso mensual promedio es de unos 3000 o 4000 chelines (40,50 o 54,05 dólares), la renta mensual se estima en 1000 chelines (13,50 dólares) y el costo mensual de los alimentos básicos en 3000 chelines (40,50 dólares), de modo que no queda claro cómo las familias logran pagar de 200 a 500 chelines (de 2,70 a 6,76 dólares) en cuotas escolares mensuales a las LFPS por niño/a, especialmente cuando se toma en cuenta que las familias suelen tener más de un hijo o una hija. Esto sugiere que las familias a menudo deben decidir gastar dinero en la educación en lugar de gastarlo en elementos de primera necesidad. Las familias necesitan agua, combustible para la iluminación, transporte, atención médica, ropa, etc., pero estas necesidades no son satisfechas.

Compensaciones mediante el apoyo gubernamental

Desde 2005, las LFPS que operan en el nivel de educación primaria en Kenia han sido elegibles para recibir pequeñas donaciones (9 dólares por estudiante y por año) para la compra de libros de texto con la condición de que se acrediten ante el gobierno, de que se sometan a la supervisión estatal (en forma de evaluación y monitoreo mediante visitas periódicas), y que incluyan a las madres y padres locales en el Comité de Gestión Escolar (SMC, por su acrónimo en inglés), donde ellas/os puedan participar en las decisiones escolares y supervisar el proceso de adquisición de los libros de texto. En la práctica, a través de esta política, surge una serie de hallazgos importantes:

  • Legitimidad: al acreditarse y en razón de la supervisión, las LFPS han alcanzado un nuevo nivel de legitimidad a los ojos de los miembros de la comunidad. Subsecuentemente, esta legitimidad renovada conllevó al alza de la matrícula, lo que a su vez resultó en la reducción de la calidad (con el aumento del número de estudiantes por maestra/o), de manera que, irónicamente, hay más estudiantes que libros de texto (o pupitres).
  • La difusión de los resultados de los exámenes: las LFPS saben que las madres y padres valoran la publicación de los resultados de los exámenes y por lo tanto anuncian las altas puntuaciones de las y los pocas/os estudiantes individuales que se desempeñan bien en el [examen de obtención del] Certificado de Educación Primaria de Kenia, considerado una garantía para la entrada a una escuela secundaria pública. Esto alimenta y promueve esperanzas poco realistas relacionadas al futuro de sus hijas o hijos, llegando al punto de que las madres y padres vean sus niñas/os repitiendo el último año de la escuela primaria varias veces ante la posibilidad de alcanzaren una puntuación suficiente para entrar a una escuela secundaria pública.
  • Cupos para concesionarios/as: el SMC presiona a profesoras/es y directoras/es de las escuelas para retener a las y los estudiantes que, o bien no pueden permitirse el lujo de pagar o que no pueden pagar el monto total de las cuotas de la escuela. Esta forma de presión de las madres y padres – y no tanto de la benevolencia de las LFPS – parece ser el fuente de los cupos para concesionarios/as, que las y los defensoras/es de LFPS dicen que existen como práctica estándar, ofrecida habitualmente en esos colegios. Una implicación de este hallazgo es que las LFPS no suelen ser accesibles a las personas más pobres entre las pobres.
  • La inequidad en la selección: las LFPS aceleran la inequidad al seleccionar candidatas/os a través de entrevistas, creando así una oportunidad para negar la admisión a las y los estudiantes con mayores dificultades, a aquellas/os particularmente pobres, y a aquellas/os que han estado fuera de la escuela por un período de tiempo.
  • Cuotas fijas: las donaciones de libros de texto por parte del gobierno no han reducido las tarifas (como se esperaba). En cambio, las LFPS ahora utilizan esta ayuda para los libros a la vez que embolsan las donaciones de las madres y padres.
  • Eficiencia: cada LFPS está preocupada con su supervivencia y lucros, no con la eficiencia. A nivel sistémico, la eficiencia sólo puede ser afirmada (de forma inapropiada) en la medida que el gobierno ofrezca menos recursos, que las LFPS tiendan a superar su capacidad de matrícula y que a las profesoras/es se les pague menos (y a veces no se les pague, si la recaudación de tarifas es insuficiente). En este contexto uno se pregunta qué significa la eficiencia. Proponentes de las LFPS enfocan los costos al esgrimir argumentos sobre eficiencia, pero incluso los “bajos costos” tienen altos precios para las madres y padres pobres que pagan sus honorarios y a las profesoras/es que trabajan provisionalmente (sin protección sindical). De otra parte, desde una perspectiva social, y desde la perspectiva de la educación como un bien público, es posible decir que los costos a largo plazo asociados con este tipo de grave desigualdad y la escolaridad de baja calidad no deben ser considerados eficientes, es decir, no hacen el mejor uso de los escasos recursos para obtener resultados óptimos, que respeten los intereses de todas las partes involucradas.

Conclusión

Las LFPS incluyen compensaciones, tensiones y dinámicas inesperadas, inherentes a su funcionamiento, con graves consecuencias para la calidad y la equidad, a pesar del apoyo de una política formal del gobierno diseñada para resolver estos aspectos. Por lo tanto, estos aspectos y consecuencias deben ser comprendidos e incorporados a los debates en torno a las políticas relativas a las LFPS, particularmente porque diversas organizaciones filantrópicas, corporativas y bi/multilaterales han aumentado su apoyo a este tipo de escuelas, con el aporte de 260.6 millones de dólares en financiamiento a este último grupo para ampliar este tipo de iniciativa en todo el mundo, durante el período 2007-2011.

Sin embargo, la cuestión del apoyo gubernamental a las LFPS e incluso su existencia misma son temas polémicos. Hay cierto consenso entre críticas y críticos de que las escuelas con ánimo de lucro y la comercialización de la educación son problemáticas. Mientras las escuelas estudiadas aquí son privadas y reciben honorarios, el gobierno trató de mejorar su calidad mediante su acreditación oficial, al requerir la participación de las y los madres y padres en sus Comités y por medio de las donaciones de libros de texto. Sin embargo, de manera general, como señalan las críticas/os, las LFPS no tienen un efecto comprobado de calidad y sí tienen un impacto negativo en la equidad, propician las malas condiciones de trabajo de las profesoras/es, demuestran antipatía hacia los sindicatos de profesoras/es, tienden a drenar recursos de las escuelas públicas y legitiman los cobros, lo que contradice la idea de la educación como un derecho humano.

La existencia de las LFPS es un hecho y la mayoría está de acuerdo en que deben ser reguladas. Pero si deben o no recibir el apoyo del gobierno es una cuestión abierta. Los autores y la autora del presente estudio sostienen que los recursos del gobierno deben ir a las escuelas públicas, no privadas. Si las escuelas públicas se mejoran en alcance y calidad, y se vuelven efectivamente gratuitas, entonces las LFPS desaparecerán. Este punto es particularmente importante en un momento de transición, cuando los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU están casi remplazando los objetivos anteriores de Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El esfuerzo para cumplir los muy ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible aumentará la presión para que los gobiernos de Kenia y de otros lugares legitimen y subvencionen empresas del sector privado en la educación. A medida en que avancemos hacia y más allá de la consolidación de los objetivos post-2015, es esencial que se tenga en cuenta el elevado precio de los LFPS para las familias pobres, así como los efectos secundarios inesperados de las LFPS en la práctica, a menudo perjudiciales, aun cuando oficialmente reguladas y apoyadas por la política gubernamental.

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